lunes, 30 de septiembre de 2013

Tenemos el síndrome de la rana hervida

Tenemos el síndrome de la rana hervida
Si metemos una rana en una cazuela de agua caliente, ésta se pondrá a salvo de un enérgico salto, reaccionará de inmediato.
Pero ahora, imaginar una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable, y sigue nadando. La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo para salir de la cazuela.
 
"Es un experimento que nos demuestra que un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía".
Ya tenemos el síndrome de la rana hervida. Los políticos nos van quitando derechos poco a poco, haciendo recortes de aquí y de allá (calentando el agua) y creo que el agua está ya tan caliente que nos hemos rendido al cansancio.
O soplamos o saltamos, porque sino, alguien se dará un festín de "ancas de rana"
 

 

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